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Ante todo siéntete bien… ¡refuérzate!

junio 9, 2010

Seguro que tú, como la mayoría de las personas de personas de este mundo, llevas una vida estresante. Bueno, quedan como excepción los habitantes del caribe, que en una conocida campaña publicitaria repetían aquello de «no me estreses». Bromas aparte, lo más seguro es que el estrés sea un compañero de viaje habitual en tu jornada.
Si además bebes, fumas y vives en un ambiente contaminado, estarás mermando tus defensas. Con ello, dificultarás la absorción de todos los nutrientes necesarios para tu cuerpo, con lo que ocasionarás un déficit en tu alimentación. Esto se traduce en carencias que, a su vez, ocasionan que ciertos virus, gérmenes y bacterias encuentren nuestro cuerpo vulnerable y aprovechen la ocasión para atacarlo. Sabiendo combinar alimentos y aprovechando una dieta sana, deberíamos estar siempre en un estado saludable óptimo. Sin embargo, a causa de las nuevas técnicas de cultivo actuales, los alimentos no tienen el mismo valor nutricional que antes.
Si te sientes cansado y notas cierta debilidad vital tomar un aporte de vitaminas no está nada mal. También el polen es un antibiótico natural: si te duele la garganta o la sientes irritada te vendrá genial. La inigualable jalea real será tu aliado contra el cansancio.
Si sientes que vas a enfermar, toma echinacea, pero mejor en cápsulas que contengan la hierba pulverizada. Es un gran potenciador del sistema inmunológico. También puedes reforzar tus defensas comiendo hongos shiitake y maitaque. Así además incorporarás a tu dieta algo diferente. También los puedes encontrar en polvo y tomarlos tres veces al día.
Una infusión de menta después de comer, además de proteger nuestro estomago facilitando la digestión, hará que la tos o el picor de garganta se alivien.
Si lo que sientes es astenia, te recomiendo el ginseng coreano rojo: estudia bien su composición cuando lo vayas a comprar pues existen múltiples imitaciones que son más baratas pero no tienen ni la mitad de propiedades. Otro tanto ocurre con la jalea real y otros muchos complementos.
Si tu problema es que te sientes «lento» bastará con tomar un poco de guaraná: avivará tus reflejos.
Otra forma de adquirir energía a través de la comida es añadir picante, jengibre o cayena, para quien pueda o le guste…

Remedios caseros

junio 2, 2010

Desde hace milenios conocemos los llamados «remedios caseros». Hoy en día el 30 por ciento de los medicamentos se sintetizan a partir de plantas. Droga es sinónimo de medicamento y proviene de la palabra holandesa drogge, que significar «secar». Esta práctica es a la que se recurre en muchos remedios herbales.

Antes, se abría la alacena en busca de un remedio en lugar de ir al médico. Si te dolía la garganta, por ejemplo, se diluía un par de cucharadas de miel en agua hirviendo y se le añadía el zumo y la piel de dos o tres limones. Este brebaje se tomaba a pequeños sorbos. El alivio estaba garantizado y hoy en día cualquiera que lo pruebe puede notar su beneficio. De hecho es una formula muy empleada junto con el caramelo para aliviar tos y molestias de garganta. ¿Por qué rechazar las buenas costumbres si está demostrado que funcionan? Quizás porque pensamos que algo químico será más efectivo y rápido, pero la realidad es que es difícil que un remedio casero cree un residuo en ninguno de nuestros órganos, como sí hacen los medicamentos. Es muy complicado que tomando las dosis correctas un remedio natural nos haga daño alguno. La toxicidad de los medicamentos está probada y es vox populi los problemas que acarrean; aún así seguimos prefiriendo gastar un poco más y detener el proceso natural de nuestro cuerpo, produciendo a este un deterioro en su salud. Deberíamos tener en cuenta a la hora de tomar fármacos que su uso nos acarreará, de alguna forma, problemas en el  estomago, riñon, higado… En definitiva, una consecuencia perjudicial que si no es inmediata, se producirá con el tiempo.

Por los avances en medicina estos remedios han quedado obsoletos y considerados como pócimas de la “botica de la abuela”, a pesar de que han sido sometidos a innumerables ensayos clínicos.

Cómo nos influye la genética

May 28, 2010

Es importante conocer bien nuestra genética para saber a qué atenernos en cuestiones como nuestra masa ósea y nuestras próximas patologías. No resulta tan difícil pensar que cómo eres está influido por tus padres y tus abuelos. Es una realidad que disponemos en nosotros mismos de una herencia adquirida al nacer. Por eso sería muy útil a la hora de entendernos observar de dónde venimos. Pocas cosas son producto de la casualidad y, por ejemplo, disponer de un metabolismo acelerado o lento no es una de ellas. Piensa en dónde acumula la grasa tu familiar más cercano de tu mismo sexo y encontrarás seguro similitud con tu zona más conflictiva.

Una vez que hemos reconocido el material heredado del que disponemos no nos debemos frustrar; si reconocemos una tendencia a engordar en nuestros genes, no pasa nada, todo se puede frenar o paliar con ciertas medidas. Como curiosidad os comento que antes vivía más la gente que más tendencia a acumular tenía, pues la falta de alimentación seleccionaba de forma drástica al que más desechaba. Pero hoy en día la sobrealimentación y la falta de ejercicio han dado la vuelta a esta estadística, tiranizando y apartando a los que antes disponían de esta ventaja. Lo importante es pensar más que en lo que marcan las tendencias, en si estamos sanos o no: en base a esto alargaremos o acortaremos nuestra vida. Un sobrepeso exagerado nos hará pagar un alto precio a corto o largo plazo.

Es complicado salir del caldo de cultivo para la obesidad en el que nos encontramos, como sociedad desarrollada (fácil acceso a mucha comida apetecible y no siempre nutritiva y poco tiempo y menos ganas de hacer ejercicio). La gran oferta de productos a nuestro alcance, que hace que dispersemos y no sepamos que camino seguir, conduce a pasar de todo y seguir anclados en nuestro bucle.

Por otra parte el ejercicio y la dieta surtirán distintos efectos dependiendo de cada persona. Ninguna persona es igual a otra como se deduce de la suma genética de cada uno. No hay que desmotivarse y conformarse con lo que nos ha tocado, sino aprender a conocer dónde están nuestros puntos fuertes y débiles para sacarnos el máximo partido que genética y socialmente podamos. La suma del conocimiento y control de estos factores nos dará el triunfo hacia una condición física sana y en forma.

Tu mayor aliado será… ¡no creer en nada!

May 27, 2010

Sí, sí, has leído bien. Si descubres un producto milagroso no te lo creas a pies juntillas: investiga y si después de este proceso de valoración, estudio y selección sigues convencido de que realmente lo necesitas y que te aportará buenos resultados, compra. Pero antes debes pensar que no hay nada milagroso y que todo requiere esfuerzo y constancia. Es posible que el producto del que estamos hablando haya tenido muy buenos resultados en personas cercanas a ti, pero ¿los tendrá realmente contigo? Sobre eso sólo tú conoces la respuesta.

Si se trata de una dieta debes preguntarte si estás dispuesto a adquirir ese tipo de compromiso ahora mismo y si realmente esa dieta es factible para tu ritmo de vida, tus necesidades nutricionales o tus problemas de salud. Si se trata de una crema debes saber que la mayoría funcionan pero requieren de un secreto básico: constancia y hacer caso de las indicaciones. Si te aplicas un anticelulítico o reductor cada mañana y noche, con o sin masaje según se especifique, y poniendo calor o  frío en función del producto, antes o después será efectivo, sin duda.

El quid de la cuestión es que al igual que en una dieta o con el ejercicio se debe establecer una rutina diaria para obtener resultados. Y otra cuestión muy importante es que cada complemento alimenticio, máquina de ejercicio, “crema mágica”o dieta que se siga, sólo es una pieza del engranaje en el todo que debes conseguir, y por sí solos tienen una efectividad que será más o menos reducida dependiendo de la opción que elijas.

Verduras: lo esencial que debes saber

May 15, 2010

La verdura ocupa un lugar muy importante en la dieta mediterránea y por eso es esencial en nuestra gastronomía.

Las verduras son muy saludables y en general tienen muy pocas calorías y un alto contenido en micronutrientes. Esta cualidad nos permitirá utilizarlas como antioxidantes y así protegernos frente a enfermedades crónicas, problemas cardiovasculares o varios tipos de cáncer (de próstata, y colón). También nos ayudarán a mantener en forma nuestros tejidos y mucosas.

Son muy diversas las partes comestibles en cada verdura. Estos son algunos ejemplos:

  • Flores: alcachofa, brócoli, coliflor.
  • Brotes: alfalfa, brotes de soja.
  • Hojas: lechuga, acelga, espinaca, berro, escarola, hojas de nabo, cualquier variedad de col, borraja, apio, cardo, perejil.
  • Tallo: puerro, espárrago.
  • Frutos: tomate, berenjena, calabacín, calabaza, pimiento.
  • Semillas: guisantes, habas, judías verdes.
  • Raíz: nabo, remolacha, mandioca, zanahoria, yuca.
  • Tubérculos: patata, batata (camote), ñame.
  • Bulbos: cebolla, ajos, colirrábanos, hinojo.
  • Cogollos: palmitos.

Y su clasificación puede hacerse por colores:

Verduras de hoja verde:

Aportan pocas calorías y tienen un gran valor alimentario por su riqueza en vitaminas ( especialmente A , C , el complejo B, E y K ), minerales (en especial el calcio y el hierro) y fibra . Además dejan en el organismo un residuo alcalino. El color verde se debe a la presencia de la clorofila. Son ejemplos la lechuga, la escarola, el repollo, el «diente de león», la achicoria, el berro, la acelga o la espinaca.

Verduras amarillas:

Estas verduras son ricas en caroteno, sustancia que favorece la formación de vitamina A . El caroteno se aisló por primera vez a partir de la zanahoria , hortaliza a la que debe su nombre (en inglés carrot y en francés carotte, significan zanahoria).

Verduras de otros colores:

Contienen poco caroteno pero son ricas en vitamina C y en las vitaminas del complejo B. Los  colores pueden variar del rojo a azul. Esta coloración se debe a una sustancia química, presente en este tipo de verduras y denominada antocianina, que es muy sensible a los cambios de pH. Cuando el pH es neutro, la pigmentación de la verdura adquirirá tonalidades púrpura; en el caso de un pH ácido, el color es rojizo, y si es alcalino, azul.

Existen múltiples formas de preparación de las verduras, lo cual nos permitirá que la variedad de platos sea muy amplia. Podemos prepararlas al horno, a la plancha, al vapor, salteadas, en tempura, crudas, a la parrilla, en sopas calientes o sopas frías, asadas, en escalivada, al gratén, pochadas o incluso licuadas. Cualquiera de estas formas de consumo es muy aconsejable. Si hablamos de hacer dieta nos beneficiará la opción que menos aceite nos introduzca y más nutrientes conserve: al vapor. Si vamos a cocer una verdura, conviene utilizar el truco de añadir un ácido para que no pierda propiedades en el proceso: puede servirnos limón o vinagre.

La primavera: época de cambios

May 10, 2010

La primavera es el inicio del ciclo vital: un tiempo para renacer e impulsar nuestra energía de forma ascendente y hacia el exterior. Es el momento de empezar a movernos, cambiar hábitos y hacer nuevos propósitos. Por eso, en primavera es recomendable tomar verduras de hojas verdes y alimentos de gusto amargo, para así limpiar nuestros órganos.

Las frutas y las hortalizas frescas son de los alimentos más saludables, pero solemos comerlas de forma poco habitual. Así que te sugiero que vayas al mercado, busques en la frutería lo que te apetezca y lo añadas a tu menú. Los productos estacionales aportarán una chispa a tu dieta haciéndola más fresca.

En nuestra sociedad industrial disponemos de todo, pero con más frecuencia de la deseada los productos convencionales son de una gran pobreza nutritiva. Influyen en ello las formas de cultivo, la penuria de los suelos o la transformación química que sufren de los alimentos para su conservación. A esto debemos añadir el estrés cotidiano en nuestra forma de vida y las toxinas ambientales que nos rodean. Así, consumir estos preparados comerciales es prácticamente inevitable.

Pero a veces recurrimos a pastillas para reponer los nutrientes básicos que nos faltan, perdiendo así otras muchas cualidades de ciertos alimentos. Nuestra alimentación debe ser la base de la compensación y un cambio en nuestra forma de vida debería ayudamos a evitar el consumo excesivo e inútil de suplementos. Puede que en ocasiones específicas sí precisemos de alguna vitamina u oligoelemento, pero habrán de ser excepcionales y avaladas por un médico.

Esta época es idónea para acercarnos a las frutas y hortalizas, y también puedes hacerlo de una forma imaginativa y divertida: prueba nuevas variedades, sé creativo en tus platos jugando con los sabores y el toque de color que pondrán a tu mesa. Así podrás llevar a tu dieta un punto diferente que te dará grandes satisfacciones y te permitirá afrontar con energía la astenia propia de la estación.

Comer sano para vivir más y mejor

May 7, 2010

Nuestro cuerpo funciona como una máquina, pero para que esté a pleno rendimiento debemos cuidarlo. Puede parecer una obviedad pero no lo es tanto si pensamos en los problemas de salud del primer mundo -que ya se extienden a los del tercer mundo-, donde pese a tener muchos más recursos alimenticios, nuestra gestión es menos inteligente.

Saber lo que comemos es imprescindible para tener una idea correcta de hacia dónde caminan los hábitos y costumbres que hemos ido adquiriendo. Así podremos analizar los cambios que necesitamos realizar si queremos disfrutar de la vida con salud.

Cada vez son más los problemas relacionados con la alimentación. Ciertos tipos de cáncer, patologías cardiovasculares, obesidad o diabetes, etc. son algunos ejemplos de enfermedades que pueden prevenirse con una dieta sana, rica y equilibrada.

Aprender a comer no es tan difícil y está al alcance de todos.

Para una buena alimentación es importante calibrar el aporte energético que debemos ingerir y así elaborar una dieta. Esta depende de la actividad física que realicemos, las patologías que padezcamos y la gastronomía propia de la zona en la que residamos. Podemos encontrar mil excusas para no comer adecuadamente: la falta de tiempo, los recursos económicos, la motivación con la que nos enfrentamos a la vida. Sin embargo, pocas veces somos conscientes de la repercusión de nuestra alimentación en nosotros mismos y en los que nos rodean o están a nuestro cargo.

Uno de los primeros pasos para pensar más en qué comemos es mirar detenidamente los valores nutricionales de cada alimento. Y también, fijarnos en el conjunto de lo que ingerimos: qué cantidad de hidratos (pan, legumbres, pasta…), de lípidos (grasas), proteínas (carne, pescado, legumbres, frutos secos, semillas, tofu, tempé…), fruta, verdura, agua, etcétera, necesitamos para una correcta alimentación. Así podremos ir fijándonos unos objetivos que cumplir cada vez que comamos.

Uno de los errores humanos más comunes es quererlo todo y ahora. Nos vemos gordos o flácidos y queremos una solución inmediata. Así, nos fiamos de la primera dieta que nos llega: la que nos da cualquier amigo o amiga, la que está anunciada a bombo y platillo en los medios de comunicación o en la publicidad. Pero eso casi nunca funciona y podemos acabar pagando un alto precio: el de nuestra salud. Bajar unos kilos exige organizarse y concienciarse, porque podemos recuperarlos fácilmente y hacernos daño con ello. Están en auge las dietas milagro y los productos mágicos, pero no son la solución. Así lo corroboran muchísimos estudios. La pérdida de peso ha de ser de medio kilo a un kilo a la semana; más sería perjudicial para nosotros. Y también deberemos estar bien nutridos en todo momento, sin que falte ningún elemento de la pirámide alimentaria.

Todos podemos acceder a información útil. En este blog intentaré aportar alguna ayuda para quienes quieren aprender a tener una vida más saludable  y así alcanzar un mejor equilibrio. Os daré  a conocer trucos, curiosidades y recomendaciones para que, además, este viaje sea gratificante, ameno y económico.